miércoles, 23 de marzo de 2011

La globalización de los derechos humanos

A propósito de las revoluciones de los países árabes es curioso lo que pasa en Libia. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la O.N.U. ha aparcado el concepto de " no injerencia en asuntos internos " en los países. Es evidente que la duración de tal escudo se usó por dictaduras comunistas y fascistas para tener las manos libres y cometer con sus "súbditos" todo tipo de arbitrariedades. Aún se oye utilizar ese proclamado derecho para que la Comunidad internacional deje de observar lo que pasa en algunos lugares, es el caso de Rusia y la nuevas repúblicas islámicas del  antiguo territorio de la URSS.
Ya era hora que tal idea se tirara a la basura de la historia en alguna ocasión. No debemos albergar muchas esperanzas de que tal decisión se repita mucho y se aplique a otros países con situaciones similares. Los principios tan decisivos como éste no se globalizan tan rápidamente como los mercados y los paraísos fiscales. Pero el precedente es importante.







domingo, 27 de febrero de 2011

La nobleza de las urnas

El acceso a la nobleza en la Edad Media era una merced real, por los servicios prestados al monarca normalmente por aportación dineraria o militar. Ya sabemos como se perpetuaba la condición de privilegiados.
Antes de seguir, quiero dejar claro que admiro a muchos, a muchísimos políticos que desempeñan y han desempeñado sus funciones con absoluta dedicación, honestidad y sin hacer ruido. Gracias a ellos la democracia funciona. Las sociedades occidentales no hemos encontrado un sistema mejor que el de partidos políticos para representarnos y organizar el poder de manera participativa. Estos políticos, digamos interinos, que desempeñan sus tareas por tiempo limitado y luego vuelven con normalidad a sus trabajos, son admirables. No me refiero a ellos.
Los políticos que acceden a la nobleza por las urnas son aquellos que deciden, como medio para resolver su situación  personal, entrar en la política o que convierten la política  en su habitat natural y no conciben otra manera de vivir. Lo justifican  con el noble afán de servicio público. Estos individuos hacen de la política su modus vivendi  y son la nueva nobleza de urna. Seguro que tienen todo el derecho del mundo para actuar así.
Para los ciudadanos son un problema. Forman una casta autista que se reúne en parlamentos o salones de plenos, con un lenguaje propio y unos medios tan potentes que pueden alejarse de la gente, a la que ven solamente desde los escenarios. Y no obstante de sus decisiones depende nuestro presente y nuestro futuro.
Su organización  piramidal, permite la escala a situaciones mejores  y conforme se asciende disminuye la percepción de la realidad, a la vez que se incrementa la posibilidad de clientelismo. En estos  estratos superiores el espacio es menor, caben menos y la lucha por situarse mejor es despiadada.  Entonces aparecen los malos modos, las frases despectivas. La controversia política basada en confrontación de ideas, propuestas y soluciones  desaparece para convertirse en duelos personales.
Concejales, alcaldes, consejeros, altos cargos y diputados de asambleas autonómicas, diputadados, senadores, altos cargos de la administración central y todos los que ocupan cargos de libre designación en entidades públicas o semipúblicas forman un conglomerado que se autodefiende, se autorregula, y del que por voluntad propia nadie sale. Al que está, se le ataca por tierra, mar y aire. Nunca acierta. Si hace porque hace y si no hace porque no hace.  Y es que las prebendas anejas a esta nobleza son de tal naturaleza que no solo bastan para uno mismo sino que se derraman en familiares, amigos de pupitre y bufones. A estos últimos se les premia con frecuencia en las ondas, a aquéllos otros con presidencias en empresas o suculentos contratos, etc.
Como se saben tan  resguardados no tienen pudor en hablar de todo y de todos cuando tienen un micrófono delante. Por mucho que digan, por mucho que insulten a la razón y a los buenos modales nadie se lo tendrá en cuenta, sus bufones aplaudirán encantados y recordarán sus hazañas con deleite.
En algunos casos esta nobleza se perpetúa incluso con sagas familiares. Las más de la veces para iniciar el acceso se empieza por dar codazos para entrar en las listas. Así pues el poder meterse en las listas de los partidos es el prometedor inicio de una carrera política que llevará a la cumbre con solo una condición: la sumisión y la renuncia a los criterios propios en favor del que manda. Ya se sabe que quién se mueve no sale en la foto.
Soñemos. Los políticos para acceder a los cargos públicos debieran ser personas con sentido común demostrado en una profesión reconocida, aunque sea ama de casa, con una retribución  vinculada al salario mínimo interprofesional que en ningún caso debiera superarlo en  cuatro o cinco veces, dependiendo del cargo  y por tiempo limitado. Habiendo taxis sobran coches oficiales. Suele decirse que en estas condiciones no accederán los mejores a los cargos públicos. Pero ¿son los mejores los que vemos todos los días en los municipios, en las autonomías o en Madrid?

domingo, 30 de enero de 2011

¿Ha llegado la revolución francesa a los países árabes?

Aunque la información que nos llega es mucha, la recibimos de periodistas occidentales que observan la realidad con nuestros propios estereotipos. De todos modos, recapitulando los hechos más significativos, se sigue el mismo patrón que la revolución francesa.


El pueblo se levanta harto de carencias contra unos dirigentes insensibles al dolor de las gentes y que se perpetúan en el poder. Parece que el levantamiento lo dirigen y mantienen sectores sociales laicos. Piden elecciones libres y unas condiciones de vida aceptables. A las anteriores coincidencias cabe añadir, a fecha de hoy, algunas diferencias: la revuelta no parece ser tan violenta con las clases dirigentes y entre los mismos revolucionarios. La extensión  de las protestas por varios países y  el modo de actuar similar viene provocado  por la televisión y las redes sociales.
El mero discurrir de la historia del mundo musulmán no puede vivir congelado en el tiempo. Antes o después tendrá que modificar sus parámetros sociales por los estímulos que le llegan de Occidente y por propia dinámica interna como pasó con el mundo cristiano.
¿Será esta la definitiva? Se sofocará y vendrán otras? Recodemos que el mundo cristiano necesitó de la revolución liberal antes de llegar a la democracia y este proceso en algunos espacios europeos tardó más de un siglo. En el contexto actual la historia parece más acelerada y por tanto los pasos le solaparán.


Al final,  seguramente quedará una separación más evidente entre lo religioso, lo político y lo social. Un sistema de representación política parecido al nuestro más o menos democrático y unos dirigentes que sufrirán poca merma en sus privilegios, porque se adaptarán de una situación a otra como los camaleones.
Todo ello llevará seguramente a que la relación entre el Norte y Sur del Mediterráneo sea más amigable y a que la sociedad europea vea con menos recelos a los musulmanes.

lunes, 17 de enero de 2011

Los nuevos señores feudales

Veamos: lo que definía a los señores feudales era la propiedad absoluta de los medios de subsistencia y en muchos casos, incluso, la propiedad de la vida. Vivían en sus castillos ajenos a las miserias de sus campesinos provocada por sus impuestos y sus derechos en todos los pasos del proceso de producción de los bienes básicos. Rodeados de sus mesnadas de bufones y guerreros pasaban el tiempo ideando la manera de cómo quitar terreno o vasallos a sus vecinos. Cuando tomaban decisiones nunca tenían en cuenta las consecuencias que generaban entre las gentes que les rodeaban. Si había que quemar cosechas se hacía, aún sabiendo que se condenaba a la hambruna a los campesinos. Si se debía quemar casas, ganados o matar, a nadie preocupaba.
Los nuevos señores feudales siguen los mismos criterios de actuación con las variaciones inevitables de los tiempos. Las mesnadas actuales la componen multitud de abogados y asesores que en sus castillos de acero y cristal diseñan comprar una empresa, hacer una fusión, invertir para saquear un territorio o hacer un plan de urbanización local. No importa si los trabajadores de la empresa comprada se quedan en la calle, a veces, ese es el objetivo. Si para la fusión se precisa echar a miles a la calle, no importa, Dios proveerá. Si en el plan de urbanización se precisa desahuciar a una cuantas familias, se les da una compensación ridícula y que se apañen.
Los señores feudales se reunían en torno al rey formado la Corte donde obtenían todos los beneficios y derechos que podían en contra del pueblo llano, ahora se reúnen  como grupos de presión entorno a los políticos con mando en plaza, en lugares discretos con los mismos objetivos. Cada uno, dependiendo de su categoría, lo hace en ayuntamientos, comunidades, capital o grandes centros de decisión. Se aprueban leyes, se hacen excepciones, se varían trazados, se adjudican obras o se obtiene concesiones de forma opaca.
Si hace siglos la incultura y el analfabetismo era la base del abuso, ahora es el control rígido de la información y la siembra descarada la de información irrelevante y trivial. En la Edad Media el oscurecimiento de la razón, con el correspondiente crecimiento de emoción alimentada por la religión, fue absoluta usando los medios violentos que todos conocemos; ahora se vive un  proceso similar limitando en los medios de difusión las posiciones críticas, amplificando los medios irrelevantes que difunden la igual validez de la opinión de un experto con la del primero que pasa por la calle y donde recibe los aplausos el que grita con más desparpajo y se dirige el contrincante con más  indecencia. El insulto como signo de ignorancia vence al argumento.

lunes, 10 de enero de 2011

Una nueva Edad Media

La historia no se repite, pero las sociedades humanas vuelven para resolver problemas actuales a soluciones de tiempos pasados. Y, sin duda,  existen  organizaciones antiguas y otras de nuevo cuño que añoran tiempos pasados o piensan que en otros contextos les iría mejor y, como consecuencia,  trabajan activamente para revivirlos.
Hace unos años se publicó un ensayo titulado "La nueva Edad Media. El gran vacío ideológico". El autor Alain Minc  apuntaba una serie de interrogantes y síntomas que redefinían una nueva Edad Media. Escrito en el contexto del colapso del Comunismo, ahora tras la primera década del XXI los síntomas se han agravado y el camino tras la crisis parece irreversible.

El optimismo y la creencia de que cada generación vivirá mejor que la anterior que ha durado desde el XVIII se ha esfumado. El poder de político ya claudicado ante el poder financiero. La cultura se ha domesticado, la ciencia vive para la su rentabilización económica y  los medios de comunicación cumplen una función cada vez menos crítica e informativa. La razón está en retroceso y la caridad sustituye a la justicia social.
Los conceptos de universalización y globalización son cosas de élites que lo usan solo como instrumentos para la busca de beneficios económicos, mientras se vuelve a la exaltación de los localismos y a la creación de nuevas fronteras y muros. Las naciones que nacen con la Modernidad no avanzan hacia su integración en espacios políticos más integrados. En Europa se ha parado el proceso, América ni siquiera lo han considerado y menos en Asia y África. La ONU que en un tiempo fue esperanza, se debate en su insignificancia.
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martes, 4 de enero de 2011

Los buenos deseos de año nuevo.

Imagen tomada de "Esto solo lo arreglamos entre todos"

                                        
  Imagen tomada de "Esto solo lo arreglamos entre todos"
La liturgia más espectacular del año sucede cuando el mazo del calendario se vuelve insignificante.El primer rito de esa liturgia universal es almacenar en casa productos de sobra, buscar un cotillón que prometa diversión sin límites y aglomeración significativa o para los más pudientes elegir un hotel que nos ofrezca la exquisitez durante veinticuatro horas. El segundo rito es introspectivo ¿cómo quiero deslumbrar a los que miren? dese el vestido, el pelo y los complementos vamos como pinceles después de ducharnos, pintarnos y acicalarnos como nunca en otras hojas del calendario. Toda esta liturgia para que sea esplendorosa exige la complicidad de los demás que deben haber seguido los mismos ritos. Y ya en grupo nos soltamos el pelo en los ritos siguientes: la cena con vajilla y comida hecha filigrana, el cava, las uvas con las campanadas, los besos y abrazos, los saltitos, los bailes, la barra libre... hasta que se agoten las fuerzas porque las ganas de divertirse no amainan. No creamos que somos los primeros humanos que hemos celebrado el cambio de ciclo temporal. Desde que los egipcios por necesidades agrícolas determinaron la duración del año ya festejaban su el inicio. Los babilonios ofrecían sacrificios a los dioses para que fueran propicios en el el nuevo ciclo - propicios y prósperos quizás tengan el mismo origen semántico-, los romanos festejaban el principio del año haciendo que sus magistrados iniciaran su mandato es esa fecha. Así que no hacemos nada que nuestros eslabones anteriores no hayan hecho, aunque lo hagamos más exagerado y derrochón. En el mundo laico  sin Dios no dioses, aturdidos por nuestra invalidez ante el futuro hacemos un inmenso coro para forzar la buena suerte  y espantar los malos presagios. Es una manera de olvidarnos por unos momentos de nuestra fragilidad individual y colectiva. Volcamos en buenos deseos, como han hecho generaciones anteriores y harán las sucesivas convirtiendo el cambio de año en el acontecimiento universal en el pasado, en el presente y en el futuro. Estos sentimientos que nosotros tenemos los han tenido quizás más intensos en el pasado. Pero en el fondo estamos inermes ante el tiempo a pesar de nuestra tecnología y el ejercicio futurista que censos cuando proyectamos nuestra vida hacia el futuro, pidiendo hipotecas, por ejemplo. Lo dicho feliz año nuevo.
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